LA IDENTIDAD
Estamos empezando un nuevo año y con ello
vienen las reflexiones y decisiones que uno desea tomar o cambiar para el resto
del año. Eso es importante, y lo es más aún si uno lo lleva a cabo. Sin
embargo, hay un tema que no debemos dejar pasar, el cual nos ayudará en lo que
suceda adelante.
Una de las preguntas más comunes al
conocer a una persona es preguntarle su nombre y también es lo primero que se
hace cuando nace: es darle un nombre. El nombre es algo que uno llevará toda su
vida (a no ser que lo cambie, como a veces sucede).
El nombre, para los occidentales, quizás
no tenga tanto significado como lo tiene para los judíos Para los judíos,
el nombre es parte determinante de su carácter, su personalidad y su futuro.
Está muy ligado a su alma y a su vida. Hay una conexión espiritual entre el
nombre y la persona que lo lleva.
¿Qué es la
Identidad?
La identidad es lo que uno piensa y cree acerca de sí mismo. Es el conjunto de cualidades que distingue a una persona de otra. Tiene que ver, no sólo con el nombre, sino con las características que nos diferencian de los demás. Las preguntas para identificarla son: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?
La identidad es lo que uno piensa y cree acerca de sí mismo. Es el conjunto de cualidades que distingue a una persona de otra. Tiene que ver, no sólo con el nombre, sino con las características que nos diferencian de los demás. Las preguntas para identificarla son: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?
Es importante que una persona tenga
conciencia que quién es él/ella y de ser distinto/a a los demás. ¿Por qué es
importante saber esto? Porque debemos saber cuál fue nuestro origen para saber
“de qué estamos hechos” y así saber adónde vamos. Uno va descubriendo sus
capacidades y lo que le gusta. Todo esto forma parte de su identidad. Cuando
vemos alguna actitud o reacción que es típica en una persona, decimos: “Así es
él…Así es ella”. La identidad es única e intransferible.
Tipos de
Identidad
La identidad tiene que ver con varias áreas, que en conjunto forman un todo:
La identidad tiene que ver con varias áreas, que en conjunto forman un todo:
·
identidad sexual (varón, mujer)
·
física (aceptación del cuerpo)
·
psicológica (autoconocimiento; control de
emociones)
·
social (grupo social de pertenencia);
moral (valores)
·
ideológica (filosofía de vida; creencias)
·
vocacional (proyecto de vida,
profesión/ocupación)
·
digital (creada por nosotros y por la que somos
conocidos en el Internet).
·
¿LA IDENTIDAD
SE PIERDE?
La identidad tiene incorporados los roles y cada rol que se pierde o se gana la modifica. Cada cambio en la vida hay que incorporarlo a esa identidad para lograr la adaptación.
La identidad tiene incorporados los roles y cada rol que se pierde o se gana la modifica. Cada cambio en la vida hay que incorporarlo a esa identidad para lograr la adaptación.
Por ejemplo:
·
Al perder el trabajo, se pierde también la
identidad de ser “trabajador”.
·
Al enviudar, (estado civil) uno pasa de
ser casado a soltero
Uno lo verbaliza, diciendo: “yo era/ solía
ser……”.
Los cambios en la identidad modifican la
conducta. Cuando el ser humano pierde su identidad, debe imitar a otros para
sentirse bien y eso sucede porque no sabe quién es. Ese no debería ser nuestro
caso.
Si logramos aceptar los cambios que surgen
en la vida y los aceptamos, eso nos ayudará a incorporarlos a nuestra
identidad, para poder seguir viviendo normalmente, de manera distinta.
Si bien la identidad puede perderse, el
origen de nuestra identidad es invariable:
·
Dios nos creó.
·
Nuestros padres biológicos siempre serán
nuestros padres.
·
El país donde nacimos, siempre lo será.
Podemos adquirir otra nacionalidad, pero eso no cambia el lugar original de
nacimiento.
·
¿CON QUIÉN
IDENTIFICARNOS?
Muchos de nosotros tuvimos una identidad antigua que murió el día que conocimos a Jesucristo de manera personal, y lo hicimos nuestro Señor y Salvador. Ahora podemos decir: “Cristo vive en mí” y eso nos da una identidad diferente: pasamos de ser “criaturas” de Dios a “hijos” de Dios, lo cual cambia nuestra identidad.
Muchos de nosotros tuvimos una identidad antigua que murió el día que conocimos a Jesucristo de manera personal, y lo hicimos nuestro Señor y Salvador. Ahora podemos decir: “Cristo vive en mí” y eso nos da una identidad diferente: pasamos de ser “criaturas” de Dios a “hijos” de Dios, lo cual cambia nuestra identidad.
Como cristianos, debemos identificarnos
con Jesucristo, el Hijo de Dios. Él es nuestro ejemplo absoluto…
JESÚS supo quién era, para qué había venido y
cuál era el plan de Dios establecido para él. No se desvió en ningún momento
porque estaba seguro de su identidad.
Juan 8:14 Respondió
Jesús (a los fariseos) y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí
mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy;
pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.
Nuestra meta debe ser…llegar al conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo (Efesios 4:13).
Nuestro modelo debe ser Jesucristo = la
imagen del Dios invisible (Colosenses
1:15).
¿Aspiramos a mucho? ¡Claro que sí! Él nos
ha formado y nos ha pedido que busquemos eso. Tenemos un propósito y destino
glorioso en Él y si no lo descubrimos, lo perderemos.
Lo que piensas de ti mismo determina tu
futuro. Ni los fracasos, ni heridas, experiencias, raza, color, sexo, definen
quién eres… ¡Solo Dios! que formó a la persona; y Él sabe lo que ha puesto
adentro de cada persona. Eso lo convierte en nuestro Padre
Celestial. Ahora somos sus “hijos amados”.
¡Somos hijos del REY de reyes y SEÑOR de
señores!
¡ESA ES
NUESTRA IDENTIDAD! Y ¡NO CAMBIARÁ!
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