lunes, 21 de marzo de 2016

LA ORACIÓN ES UN DIÁLOGO





El que es de Dios, las palabras de Dios oye.
—Juan 8:47
La oración es, ante todo, una forma esencial de abrir la comunicación con la sala del trono de Dios. Probablemente hayas escuchado esto antes, pero tengo la esperanza de que lo veas bajo una luz más plena. La oración no es un soliloquio sino un diálogo. Si no es una comunicación a doble vía, no es oración: no que Dios no nos oiga, pero si no estamos abiertos y somos lo suficientemente pacientes para recibir las respuestas y estrategias que Él nos envía, entonces ¿para qué lo consultamos?

Padre, vengo ante ti y escucho tu voz. Abre mis oídos espirituales para que oiga con claridad. Crea en mí un corazón que sea receptivo a las cosas del espíritu. Libera descargas celestiales que me den hoy discernimiento profético y dirección. Declaro que tú tienes acceso libre y sin obstáculos a mi mente y a mi espíritu. Gracias por ser un Dios que escucha y contesta la oración. Gracias por renovar mis fuerzas durante el tiempo que paso en tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.  Dios le bendiga.

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